En mi último artículo, continué exponiendo datos sobre el despunte económico de Puerto Rico como potencia comercial en la región a finales del Siglo XIX. Hoy expondré lo que le dio base a todo ese crecimiento: nuestra cultura, quiénes éramos como puertorriqueños.
Por ejemplo, muchos piensan que la Navidad la trajeron los estadounidenses, y eso no es cierto; de hecho, ya nosotros la celebrábamos, incluso con parrandas navideñas en todas partes del País. El festejo de los Tres Reyes Magos era grandioso, y sigue siéndolo desde el 1884 en Juana Díaz. Lo que fue implementado por nuestros vecinos del norte, fue Santa Claus, que a muchas personas no le gustaba, especialmente los niños porque pensaban que era un demonio rojo como ilustra el cuento “Santa Cló’ va a la Cuchilla”, escrito por Abelardo Díaz Alfaro en el año 1947.
Con presencia en tres siglos, el Teatro “La Perla” en Ponce y el “Teatro Tapia” en San Juan, han sido epicentros culturales para todo el Caribe, presentando artistas de todos los géneros y de todas partes del mundo, exponiendo lo mejor de sus talentos. Esto sirvió de plataforma para cantantes y músicos del patio como Anita Otero, quien era una pianista virtuosa. Se destacó en todo el mundo con interpretaciones como “Un Recuerdito”, que se escribió para ella.
Otro extraordinario artista puertorriqueño reconocido en todo el mundo lo fue Antonio Paoli, quien fue un tenor que dio a conocer a Puerto Rico en los escenarios de Milán, Roma, París, Londres, Moscú, Viena, Barcelona, entre otros.
En cuanto a las majestuosas declamaciones de la época, tuvimos impresionantes poetas como Julia de Burgos, con creaciones como “Río Grande de Loíza”, y “Yo Misma fui mi ruta”. José Gautier Benítez alcanzó su fama gracias a su diversidad; era capaz de escribir poemas largos y cortos de diferentes géneros como “El Manzanillo” y “La Barca”.
No hay cultura que no esté representada por su oferta gastronómica, y si hay algo que todo boricua conoce muy bien de su cultura, es su comida. Reconocida por todo el que nos visita desde tiempos inmemorables, les ofrecemos arroz con dulce, pasteles, majarete, arroz mampostea’o, alcapurrias, coquito, entre muchas otras cosas; servidos en restaurantes como el famoso “La Mallorquina”, que apenas cerró hace dos años luego de estar en operaciones desde el 1848.
A pesar de estar desarrollando una cultura definida en el último cuarto del Siglo XIX, que nos llevó a trabajar por una economía que prosperaba con fuerza, no éramos totalmente autónomos; España tenía influencia sobre nuestras finanzas y la manera en que vivíamos. La mayor parte de nuestro gobierno estaba compuesta por hombres españoles, con muy pocos criollos puertorriqueños. Como mencioné en mi último artículo, incluso había compañías tan fieles a España que se hacían llamar “Hacienda Lealtad”, en clara alusión de su posición con relación a la corona española.
En resumen, Puerto Rico tenía, tiene, y tendrá, una cultura definida sumamente interesante, y nos corresponde a todos no solo darle continuidad, sino el buscar la verdad sobre nuestra historia de cara al futuro.
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