El Ajedrez: una herramienta mental
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El Ajedrez: una herramienta mental


El ajedrez es un juego de guerra cerebral que se caracteriza entre su belleza y complejidad, por la abundancia de destrezas generales y virtudes que le provee al que lo practica. Desde afinar el pensamiento estratégico hasta exigir suma concentración y paciencia, no es de extrañarse el crecimiento y reconocimiento mundial que ha adquirido este deporte-ciencia y pasatiempo del ajedrez. De hecho, el gran auge ajedrecístico fue marcado por la pandemia, y se asocia en gran medida con el éxito rotundo de la miniserie de Netflix “The Queen’s Gambit”.


La grandeza de una partida de ajedrez se divide en tres etapas fundamentales: la apertura, el medio juego y el final. Cada una posee un caos distinto que marca un tono determinado, ya sea de aguas calmadas o de complicaciones extremas. Ante esto, dos jugadores hacen de las suyas para mentalmente llevar a cabo una valoración coherente con la progresiva coordinación de sus respectivas piezas en el transcurso de la partida. Luego de cada jugada, toca revalorar la posición presente en vista del porvenir de la batalla.


El juego se encarga de proveerles a personas de todas las edades virtudes y beneficios sin precedentes que aportan positivamente al día a día de los que se exponen al mismo. Sirve como herramienta para los sentidos al ayudarnos en numerosos aspectos de la vida, hasta en los más simples, como pensar y discernir. Inequívocamente, influye positivamente en la atención y concentración. Incluso, en el don de saber jugar, al ajedrecista le nace un instinto de alerta que le permite afinar el uso de la razón y la lógica. Descubre algunos de estos beneficios a continuación.


Beneficio 1: Ayuda a desarrollar la habilidad de reflexionar y analizar.


Cabe no precipitarse y considerar todas las posibilidades antes de realizar una jugada, la cual, según el criterio propio, resultará correcta o incorrecta. Cuando se reflexiona en ajedrez, es indispensable disponer de la máxima concentración para analizar las intenciones del oponente. Precisamente, en eso consiste el juego. Mejor no lo podría expresar el patriarca del ajedrez soviético y campeón mundial en su día Mijail Botvinnik: “El ajedrez es el arte del análisis”.


Cuando se marca el tono de la partida, se requiere disponer de toda la meticulosidad hasta en el más mínimo detalle ante cada jugada del contrincante. Cada instante del juego presenta nuevos retos y peligros. Ante esto, se crea un sistema de alerta en el ajedrecista, mismo que nace de la circunspección.


Una vez el oponente realiza su jugada, debe reflexionar: ¿Qué pretende mi rival con su última jugada? ¿Qué piezas de las suyas pueden conducir a un ataque? ¿Cuáles son mis alternativas para lidiar con sus amenazas? En el ámbito estratégico es primordial hacerse este tipo de preguntas para intuir analíticamente y así afrontar todo lo que acontecerá en la partida, jugada a jugada. Por consiguiente, en la práctica es apropiado no precipitarse y estudiar todas las posibilidades.


Beneficio 2: Trabaja con la capacidad de atención y de concentración.


Durante una lucha ajedrecística, es indispensable hacer un esfuerzo por no relajarse en ningún momento, ni cuando se esté con ventaja ni tampoco cuando una posición sea incómoda.


En palabras del americano, excampeón mundial y una de las mentes más brillantes que han existido en ajedrez, Bobby Fisher, “el ajedrez requiere una concentración total.”

Un estudio apoya la idea de que el ajedrez tiene el potencial de alterar positivamente síntomas de hiperactividad en niños y adolescentes.


Según dicha investigación realizada en Madrid, publicada en el Journal of Psychiatry and Mental Health, se descubrió que niños de entre 6 a 17 años de edad que sufrían de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) mejoraron significativamente sus síntomas de la falta de atención al exponerse a la práctica del ajedrez.


Beneficio 3: Enriquece el razonamiento.


Un jugador anónimo dice: “Jugar al ajedrez no es mover las piezas, de la misma manera que pintar no es tomar pinceles y manchar una tela. Jugar al ajedrez es poner en marcha el cerebro en una actividad que recrea, pero que obliga a un proceso mental armónico y lógico. Más que un juego, el ajedrez es un monumento de lógica y raciocinio.”


El ajedrez es un juego de pura lógica, ya que implica encontrarse con situaciones aleatorias en el tablero que el practicante debe interpretar y valorar como convenientes o dinámicas, pero también como incómodas o desfavorables. Así pues, el ajedrez cuenta con un esquema profundo de infinitas posibilidades que se basa en ciertos fundamentos y un orden establecido, y el reto está en discernir a base de un entendimiento profundo del partido.


Por ejemplo, un concepto estratégico que es importante recordar en ajedrez son las pérdidas de tiempo. El bando que pone su ejército, o bien, piezas a jugar lo antes posible logrará primero sus intenciones tácticas y estratégicas. Por ende, no es recomendable mover una misma pieza muchas veces en la apertura, pues se le presentarían oportunidades valiosas de más al bando contrario. La lógica en esta situación está en el hecho de no quedarse atrás en el propio desarrollo y facilitarle la tarea al rival de progresar de cara al medio juego.


Savielly Tartakover, jugador y teórico ruso de ajedrez, decía: “La táctica consiste en saber qué hacer. La estrategia es saber qué hacer cuando no hay nada que hacer”. Y es por medio de la lógica que se planifica.


El ajedrez es autor de propiciar una infinidad de destrezas cerebrales, tales como los hábitos de estudio, el cálculo mental, la creatividad, la planificación, entre otras múltiples que han de ser conocidas más a fondo. En lo personal, el ajedrez me nutre con capacidades de visualización, reflexión, atención y uso de la razón, y es por ello que las traigo. En términos de nuestra sociedad, entiendo que su práctica nos ayuda grandemente, pues el juego es sumamente inclusivo, no crea fronteras ni límites, y personas de todas las edades tienen la oportunidad de adentrarse en su exuberante naturaleza.

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