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Evaluación del simulacro electoral


El simulacro electoral del Colegio San Ignacio nos rinde gran utilidad a aquellos interesados en las dinámicas políticas de nuestro país ya que es representativo de una cohorte poblacional excluido de los estudios eleccionarios por su carencia de derecho al voto por motivo de edad. A pesar de esta exclusión, hay mucho que sacar de evaluar estos ejercicios, en especial conocer dos factores esenciales: (1) A base de que la juventud vota (2) cual será la línea electoral de la próxima generación de votantes inscritos. A base de este escrito pretendo abundar sobre estos dos puntos a base de los resultados de nuestro simulacro electoral. Las inferencias aquí presentadas pudieran ser ampliamente desarrolladas a través de la realización de encuestas por grado que mejor evidencien el por qué del voto, y la toma de récord y acta sobre los fenómenos persuasivos que llevaron a que los estudiantes participaran del simulacro en un primer lugar.


En este simulacro participaron un total de 403 estudiantes y 43 miembros de facultad, definiendo participación como la emisión de un voto aceptado en el simulacro. Lo primero que hemos de notar es la participación electoral donde séptimo grado tuvo 82 votantes, seguido por undécimo con 78, duodécimo con 73, décimo con 66, octavo 54, y noveno con 50. En este simulacro el grado de participación pudo haber sido determinado por factores tales como la insistencia a participar por parte de facultad, padres y/o colegas, la comprensión del ejercicio, y el interés cívico en el simulacro. El resultante mayoritario fue el Licenciado Juan Dalmau del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) con un total de 150 votos, seguido por el Licenciado Pedro Pierluisi del Partido Nuevo Progresista (PNP) con 131 votos, la Licenciada Alexandra Lúgaro del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) con 70 votos, Carlos Delgado del Partido Popular Democrático (PPD) con 57 votos, el Doctor Cesar Vázquez del Proyecto Dignidad (PD) con 15 votos, y por último el Ingeniero Eliezer Molina de candidatura independiente con 12 votos. Es importante notar que los votos de facultad no agregaron ni restaron las mayorías evidentes que ya se veían reflejadas en las preferencias estudiantiles, a pesar de que su voto era mayormente a favor del Licenciado Dalmau (23 PIP, 10 MVC, 5 PNP, 4 PPD, 1 E. Molina, 0 PD).


En términos numéricos el grado que más votos emitió a favor del candidato PNP fueron séptimo, octavo y undécimo, mientras que séptimo fue el grado que mas votó por Delgado Altieri del PPD con un 23% de preferencia a su candidato. Tanto la licenciada Alexandra Lúgaro de MVC como Juan Dalmau (PIP) encontraron su fortaleza electoral entre los grados de décimo a duodécimo grado. En cuanto a los candidatos Cesar Vázquez (PD) y Eliezer Molina (independiente), se encuentra un goteo de votos en cada grado a excepción del segundo que no cobró preferencia en octavo y noveno. A costo de tener que acomodar ciertas variaciones entre los grados de noveno y décimo, pudiéramos decir que grados más cercanos a su fecha de graduación favorecen más a candidatos alternativos a la fórmula bipartidista, mientras que los recién llegados ostentan un grado de preferencia a los de los dos partidos mayoritarios de nuestro país. Pudiéramos trazar una inferencia general entre las preferencias transmitidas de padres y y tutores a jóvenes recién ingresados al colegio y el tiempo que estos han tenido para retarlas para explicar este fenómeno, reconociendo que bien hay excepciones en cada cohorte electoral evaluado, y que el retar en muchas ocasiones resulta en fortalecimiento y no negación del valor original.


Fuera de reconocer el factor especulativo sobre representatividad que supone el ejercicio, donde el candidato Juan Dalmau hubiese ganado la contienda por la gobernación, lo más importante que podemos extraer del simulacro es un perfil ideológico del estudiantado en relación con los asuntos que atañen la gobernanza del país. 63% de los electores (281 votos) se dividieron entre la candidatura de Dalmau (PIP) y Pierluisi (PNP). Evaluando las plataformas de estos es importante notar las amplias diferencias entre estos dos bandos. Mientras que la plataforma de Dalmau contempla una expansión a programas sociales, una reformu-lación (y ocasional negación) de las políticas de austeridad, una extensión de soberanía decisional, y una inclusión a otras esferas de cooperación interestatal fuera de los EE. UU., la de Pierluisi incluye la reducción de gobierno, la continuidad de la austeridad, y la anexión plenaria y participativa. Por otra parte, las cohortes electorales que apoyan ambas plataformas poseen gran varianza asociativa, con muchas uniones, académicos, artistas, y colegios profesionales apoyando al candidato por el PIP, y muchas iglesias, sindicatos, asociaciones de comerciantes, bufetes, y entidades corporativas, apoyando al candidato PNP. Indagando sobre esto, notamos que la diferencia esencial entre ambas plataformas es el rol del estado en cuanto a sus constituyentes y la metrópoli, con muchos estudiantes favoreciendo la fórmula keynesiana y neoliberal propuesta por el PNP, y en parte por el PPD, y PD, y otros prefiriendo el acercamiento neomarxista, y socio centralista del PIP, MVC y la candidatura de Molina.


Lo que se hace evidente en este simulacro es un repudio a la configuración de estatus actual Estado Libre Asociado de Puerto Rico, buscando cambiar la misma o por un modelo de soberanía o anexión plenaria a través de los modelos de independencia o estadidad. Por otra parte, la atención de los votantes en cuanto a nuestra crisis socioeconómica aparenta estar dirigida hacia el continuar y expandir el método actual de austeridad o la negación de esta y sus instrumentalidades como la Junta de Control Fiscal. Lo que sí sabemos es que el interludio que se canta entre ambos extremos no es de la preferencia de la mayoría del estudiantado, así rechazando plataformas como la de Delgado (PPD), que supone un retorno al marco político y económico de las administraciones de Hernández Colón. Por otra parte, plataformas marginales y no asertivas de asuntos de estatus y crisis como la de Proyecto Dignidad y la candidatura de Molina, no cobran suficiente relevancia para ganar el voto estudiantil.


A través de este simulacro, infiero con algún margen de error especulativo, que las generaciones más jóvenes de estudiantes votan a base de las preferencias de sus tutores mientras que las mayores a base de convicciones que han sido mas expuestas a reto y reconfiguración. Esto, sin hacer un paralelismo entre el voto bipartidista y dependencia decisional de padres, ya que los votos a base de convicción que indico también formaron parte del conteo a favor de estos partidos ortodoxos. Por otra parte, me ha de parecer que las nuevas generaciones de personas inscritas a votar en Puerto Rico posterior a este ciclo electoral continuarán con un gran enfoque temático sobre los asuntos de estatus, y crisis socio-económica con fichas de tranque decisionales en sus preferencias políticas. Estas preferencias aparentarían ser mayormente inclinadas a un rechazo general del status quo y una búsqueda de reforma por las vías anteriormente propuestas por tanto el PNP, PIP, y MVC. Es decir, que aportaran a la desviación gradual de la línea bipartidista que ha dominado el entorno electoral de Puerto Rico por la pasada media centuria. Sería excelente confirmar esto a base de encuestas grupales y grupos de enfoque que mejor abunden sobre el por qué eligieron ciertos candidatos. Por el momento, la inferencia hecha aquí puede servir como un buen punto de partida para futuras indagaciones electorales.

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