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Ceremonia del Alfiler: Clase 2030

Urayoán Cedres Andino
Foto:  Juan A. Alberty
Foto: Juan A. Alberty

Ceremonia del Alfiler: El inicio de una historia

 

El pasado jueves, 6 de febrero del 2025 la clase 2030 celebró la Ceremonia del Alfiler. El día inició con una clase unida, que marcó el comienzo de una larga trayectoria que la clase 2030 continuará por muchos años más. Fue una ceremonia hermosa y, como miembro de la clase, puedo decir que me sorprendió la puntualidad con la que empezaron. Pero más que eso, se podía percibir un aire de hermandad y fraternidad.

Quizás no sabes qué es lo que esta significativa ceremonia representa, pues, en palabras de Vivian Méndez, la viceprincipal del colegio: “El alfiler representa la esperanza y los anhelos de un comienzo brillante en el colegio, y el conocimiento de los valores y los retos que se afrontan frente al rigor académico y la aptitud intelectual. Igualmente, representa la importancia del sano desarrollo integral: mental, físico y espiritual de los jóvenes de séptimo grado”.

Como compartió el Padre Tim Howe S.J. presidente del colegio, durante toda la ceremonia se podía apreciar una característica notable de nuestra comunidad ignaciana: la innegable conexión generacional. Padres, abuelos, hermanos y primos compartían la emoción que se siente al ser oficialmente leones. La clase 2030 tuvo la oportunidad de cerrar la ceremonia entonando el himno del colegio, dirigidos por el profesor Ángel Vázquez.

También me gustaría destacar el increíble discurso del estudiante de undécimo grado Ricardo Rovira tesorero del Consejo de Estudiantes y primo del miembro de la clase 2030 Miguel Rovira. En este, Ricardo recalcó la importancia de la fraternidad ignaciana, siendo toda una gran familia. También debemos aprender de nuestros errores aprovechando las oportunidades que nos brinda el colegio. Recuerden, que se debe buscar siempre la excelencia, no solo en los estudios, sino en las relaciones y decisiones personales, la colaboración y el respeto entre compañeros son esenciales para el bienestar y el éxito de todos.

Gracias al Consejo de Estudiantes, a la facultad, y demás personal del colegio por hacer esto posible.


Discurso de Ricardo Rovíra


Buenos días,


Antes que todo, quiero saludar a los miembros de la administración que nos acompañan hoy: Padre Tim Howe (presidente), Dra. María Isabel Domenech (principal), Dra. Vivian Méndez (viceprincipal) y demás miembros de la facultad. También les doy saludo a los estudiantes de séptimo grado y a sus familias.

Como mencionaron, mi nombre es Ricardo Rovira, soy estudiante de undécimo grado y actualmente soy el tesorero del Consejo de Estudiantes. Cuando me invitaron a ser el orador de esta ceremonia, rápidamente pensé en mi propia ceremonia del Alfiler en el 2021. Recordé dos cosas:

1. Ese día, estábamos en pleno periodo de COVID.

2. Fue la primera vez que pisé el Colegio San Ignacio como estudiante de séptimo grado.


Desde el carro en el redondel, mi mamá me tomó una foto con la principal y el presidente del colegio cuando me entregaron mi Alfiler. Todo ocurrió rápidamente, ya que había otros compañeros en sus carros esperando su turno para tomarse la foto. Mi ceremonia del Alfiler resume perfectamente mi primer año en el Colegio, un año marcado por las clases virtuales, con muy pocas semanas presenciales debido a la pandemia.


Jamás pensé que mi primer día de clases de séptimo grado en San Ignacio sería desde un escritorio en mi cuarto, corriendo para conectarme al Zoom de Cristina. Mi séptimo grado estuvo lleno de incertidumbre, miedo y ansiedad. Solo conocía a diez compañeros y no sabía cuándo conocería a los demás en persona. Esos sentimientos persistieron hasta que, después de un semestre y medio, se permitió la reapertura de las escuelas. Tuve tres semanas en las que pude socializar y conocer a mis compañeros, y les puedo asegurar que esas semanas me ayudaron a darme cuenta de que venir al Colegio San Ignacio había sido la decisión correcta.


En octavo grado, tuve la oportunidad de formar parte del Consejo de Estudiantes como Historiador de mi clase. Ese año fue muy desafiante, ya que organizamos el Jr. Prom en la cancha debido a las restricciones por la pandemia, y participé activamente en las actividades del Consejo. Además, pude jugar y ser capitán del equipo de voleibol. Ese año, ganamos el Buzzer Beater en todas las categorías. Pude ver cómo estudiantes de todos los grados se unían para apoyarnos, lo que me introdujo a la gran hermandad y apoyo que existe en el Colegio. Fue ahí donde empecé a ver al Colegio no solo como mi escuela, sino como mi segundo hogar.

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