En duda
Con el dulce ensueño
Me pregunto, mi bien,
Si serás tú dueño
Del sufrimiento en mi sien.
Es que no apetezco comprender
Los misterios de tu fe
Que tanta duda hacen crecer
En la razón que un día fue.
Por tanto, me pierdo sin saber
La verdadera esencia de tu ser,
Que intenta en mi convencer
La traba de en ti creer.
Inmarcesible
Quiero verte de nuevo sonriendo claramente,
Atentando contra mis sueños idílicamente;
Respirar tus delirios únicamente
Y acostarme en ti de forma sutil.
No quiero verte fundamentalista y violenta
Ni egocentrista y en venta;
Que destruyas el alma de la gente contenta,
Glorificando el fruto de tu viril.
Detesto cuando callas ante lo injusto de lo mundano
Y quebrantas en llanto las muertes en vano;
Cuando alteras el sentido no me sano
Y muero en las sombras del candil.
Me gusta verte sencilla y pobre,
En la meliflua valentía que la gentileza en ti obre,
Como flor inmarcesible que vive sobre
El mes de mayo y retoña en abril.
El corazón de T.
Un hombre viendo el suelo
Preguntó la razón
De no encontrar el tesoro
Que tanto él anheló.
En vano gritó al cielo,
Rogándole a la legión,
Que, del mundo, todo el oro
Diese por hallar lo que perdió.
Rendido de clamar al edén,
Bajó la vista y te miró.
Y con gran alegría se marchó
Pues el tesoro que buscaba, en ti lo encontró.
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