Miércoles sin celular: ¿verdaderamente somos libres?
- Reynaldo Belfort S.J.
- hace 1 día
- 4 Min. de lectura

El pasado miércoles, 26 de agosto de 2025, dos estudiantes del Colegio San Ignacio de Loyola publicaron en este diario sus puntos de vista donde, con admirable valentía y de manera articulada, cuestionaron la efectividad de los “miércoles sin celular” en nuestro Colegio San Ignacio de Loyola. Quiero aprovechar para felicitar a estos jóvenes, pues nos ayudan a enriquecer la conversación sobre este tema de alto interés para todos en nuestro Colegio, en Puerto Rico y en la comunidad internacional. Estoy totalmente de acuerdo con que hace falta educar a nuestra comunidad sobre el efecto que tiene el celular en nuestras vidas. Sin embargo, aunque traen varios puntos válidos, me parece que existe poca consciencia entre los estudiantes del Colegio sobre lo que realmente está en juego con el uso de estos poderosos dispositivos lo cual me genera mucha preocupación.
Por medio de varios ejemplos concretos en su experiencia escolar, ambos estudiantes resaltan la siguiente pregunta: ¿No sería esta medida una contradicción con el lema «Libertad con Responsabilidad» que llevamos en alto desde el año pasado? Es bueno recordar que este lema se ha utilizado primordialmente para animar al estudiante a responsabilizarse por los trabajos académicos que le corresponden, sobre todo cuando se ausenta del salón de clases. Es decir, la aplicación de los conceptos de “libertad” y “responsabilidad” no tienen la misma compatibilidad en el contexto académico versus en el contexto del uso cotidiano del “smartphone”. De todos modos, si nos enfocamos solo en el concepto de “libertad” en relación con nuestros profundos hábitos con el celular, vale también la pena resaltar, ¿verdaderamente somos libres? ¿Somos libres para dejarnos interpelar por el asombro de la abundante naturaleza en nuestro campus, sintiendo las vibraciones constantes del celular en nuestro bolsillo? Me incluyo en esta reflexión.
Cada vez se asocia la experiencia del aburrimiento como una plaga o mancha de la que debemos librarnos a toda costa. Por lo que el celular, siendo muy útil, tiende a verse como una píldora que resolverá casi todos nuestros problemas sociales. ¿Qué tal si el aburrimiento realmente es una vía necesaria para la auténtica felicidad que todos buscamos? Así lo sugiere un profesor de Harvard como parte de sus estudios académicos, o el famoso Dereck Muller, anfitrión del canal Veritasium que sé que muchos en el Colegio siguen.
Ciertamente este modo de pensar es contracultural. Pero San Ignacio de Loyola fue precisamente contracultural en su tiempo. Para Ignacio, el silencio interior (actividad que al principio puede ser aburrida) fue precisamente el canal hacia su paz interior ante las fuertes distracciones de su tiempo. Más aún, hoy sabemos por sus muchos escritos que la libertad que San Ignacio alcanzó para alejarse de las distracciones para enfocarse en su felicidad plena fue enteramente animada por una persona viva: Cristo Jesús. Por eso la Pausa
Ignaciana, como mínimo, es uno de los grandes antídotos para estos tiempos altamente digitales. Que bendición poderlo experimentar cada día en nuestro Colegio.
Dicho esto, el asunto sobre el impacto positivo y negativo que tiene el “smartphone” y tecnologías similares tanto en los niños como en adultos es un tema muy complejo, con muchas ramificaciones a considerar. Sin embargo, siempre que el ser humano se ha enfrentado con fenómenos difíciles de comprender, ha tenido a su lado una característica muy propia de su naturaleza: el arte. Por lo que a continuación, quisiera compartir dos audiovisuales que, en mi opinión, hacen muy buen trabajo en resaltar lo que está en juego con esta cuestión de la limitación del uso de celulares en menores de edad.
Adolescence (2025 – no apta para menores de 16 años):

Esta miniserie ganadora de 8 Primetime Emmys, e inspirada por hechos verídicos en Inglaterra, nos ilumina sobre el severo impacto que las “redes sociales” tienen en los menores cuando se combinan con la gran facilidad de acceder estas plataformas a través del celular. Su pregunta esencial: ¿qué significa ser adolescente en la era digital?
“Adolescence” aborda sobre como el impacto de las redes en cadena impacta la presión de grupo, el acoso, el ‘radicalismo online’ y los desafíos de la crianza moderna, por mencionar algunos problemas. Hoy por hoy sigue habiendo una falta de ‘cinturones de seguridad’ en el espacio cibernético. Esta serie demuestra una de las múltiples consecuencias que se reportan alrededor del mundo a causa de este uso sin límites.
The Social Dilemma (2020):

Aunque realiza una exploración amplia de temas este documental (ganador de 2 Premios Emmys) ilumina sobre el otro lado de la pantalla: la industria que diseña nuestros “smartphones” y la constelación de aplicaciones que navegamos diariamente, sobre todo las redes sociales. Es importante considerar cómo el espacio de las redes sociales vista como plazas públicas virtuales son condicionadas a lo que sea que decidan unas empresas multibillonarias lideradas por unos pocos, muchas veces bajo sus propios intereses, o bajo presiones de un paradigma económico destructivo. Hoy en día el celular es intencionalmente un imán cognitivo, cuya fuerza solo podemos mitigar, si es que queremos seguir
usando esta tecnología. Es interesante que mucho de los diseñadores en estas empresas son los primeros que limitan el uso del celular y ciertas aplicaciones a sus hijos.
Pudiera mencionar otros audiovisuales, pero espero que con estos dos ejemplos pueda enriquecer nuestra discusión sobre un tema que nos apremia a todos. Sabemos que el uso sin límites de un aparato tan portable y poderoso como el “smartphone” es un problema. Sin embargo, es un problema complejo que requiere una solución robusta, el cual requiere el esfuerzo de todos. Me alegra que nuestro Colegio optó por una respuesta moderada como punto de partida: no a los extremos, (prohibición total, o no hacer nada al respecto), para así escuchar al resto de la comunidad (estudiantes, padres, facultad, administración), para así evaluar y ajustar según las necesidades educativas y lo que nos conduce hacia la mayor gloria de Dios (A.M.D.G.).